Reducir la cintura puede resultar una tarea complicada para
algunas personas, ya que puede ser una grasa localizada difícil de eliminar por
cuestiones genéticas, metabólicas, hormonales, etc.
Aunque podemos pensar que la solución es ponernos a dieta,
hay partes del cuerpo muy rebeldes que se suelen resistir, como es el caso del
abdomen.
En este artículo te damos 4 tips muy efectivos y
sorprendentes para reducir la cintura en una semana de una manera mucho más
sencilla de lo que crees
¿Por qué me cuesta reducir la cintura?
Tener una cinturita de avispa es el sueño de muchas mujeres
para conseguir una silueta mucho más femenina, potenciando así también las
curvas de la cadera.
No obstante, es una parte del cuerpo donde se puede acumular
grasa con mayor facilidad, incluso a pesar de estar delgadas.
A continuación repasamos cuáles pueden ser las posibles
causas, además de la genética.
Desequilibrios hormonales, por ejemplo, durante la
menopausia.
Embarazo.
Trastornos digestivos.
Metabolismo lento.
Sedentarismo.
Alimentación rica en azúcares y refinados.
Consumo abusivo de alcohol.
Estrés.
Ver también: Los 8 mejores alimentos para aliviar los
efectos del estrés
Reduce las cenas
La cena es la comida del día que más engorda y sus efectos
se notan, en especial, en la cintura. La buena noticia es que también es donde
primero notaremos los beneficios si empezamos a cambiar la dinámica de cenar mucha
cantidad o demasiado tarde.
Algunas personas se quejan de que les resulta muy difícil
cenar temprano por los horarios que tienen. No obstante, pueden buscar la
manera de merendar a media tarde para, por la noche, comer algo muy ligero.
También hay otras personas que lamentan que la cena es el
momento de reunión familiar, por lo que sería un sacrificio demasiado grande
cambiarlas.
En ese caso recomendamos elegir recetas ligeras y fáciles de
preparar, así como tener la fuerza de voluntad de consumir raciones más
pequeñas. La merienda previa será, por lo tanto, una gran ayuda para no llegar
a la cena con ansiedad.
A la mañana siguiente ya nos notaremos una cintura más fina,
lo cual nos dará ánimo para seguir haciéndolo de este modo.
Controla las porciones.
Lo que hemos dicho de las cantidades para la cena debe ser
uno de nuestros objetivos en cada comida.
No se trata de pasar hambre, sino de encontrar el punto
exacto en el que todavía podríamos comer más pero, en realidad, ya no lo
necesitamos. De hecho, si conseguimos esperar 5 o 10 minutos, esa supuesta
hambre desaparecerá.
La diferencia es clave, ya que en esos momentos suele ser
cuando comemos lo que menos nos conviene como, por ejemplo, pan o dulces.
Un truco para habituarnos consiste en tener la costumbre de
tomarnos una infusión digestiva después de la comida. También nos ayudará
masticar bien cada bocado, lo cual nos saciará con más rapidez.
Aumenta las proteínas
Quizás ya has oído hablar de las dietas altas en proteína,
ya que prometen resultados milagrosos en poco tiempo. De hecho, sí que
funcionan, pero son perjudiciales para el hígado y los riñones, además de producir
un efecto rebote al cabo de un tiempo.
Sin embargo, sí que debemos destacar la importancia de
consumir proteína, que puede ser de origen animal o vegetal, para perder peso
y, sobre todo, reducir cintura. Sin olvidarnos, por supuesto, del resto de alimentos
para una alimentación equilibrada.
Fuentes de proteína animal:
Carne.
Pescado y marisco.
Huevo.
Lácteos.
Fuentes de proteína vegetal:
Legumbres.
Frutos secos y semillas.
Cereales integrales.
Aguacate.
Lo ideal sería comer una ración de proteína en cada comida,
combinando la de origen animal con la de origen vegetal, y acompañarla de
vegetales crudos y cocinados. En último lugar debemos dejar los cereales y las
harinas, e intentar que sean siempre integrales.
Te recomendamos leer: 9 sorprendentes razones por las que
deberías comer aguacate
Elige bien las grasas
Sí, las grasas son muy importantes. Y no por reducirlas,
como dicen muchos dietistas, sino por elegirlas de manera inteligente.
Y es que las grasas saludables nos ayudan a bajar de peso y
reducir la cintura y la acumulación en otras partes poco estéticas.
Estas grasas van a ser usadas por el organismo para otras
funciones a la vez que lo obligan a aumentar el gasto energético.
Debemos incorporar, por lo tanto, en cada comida, una ración
de grasas buenas:
Frutos secos y semillas.
Aguacate.
Aceites vegetales de primera presión en frío (de oliva, de
coco, de sésamo, de germen de trigo, de onagra, etc).
Pescado azul.
Yema de huevo.
Lácteos como el yogur o el queso de cabra u oveja, o el
ghee.
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