Los hábitos alimenticios de Beyoncé podrían haber cambiado radicalmente debido al estrés que le provocaría tanto su actual gira de conciertos como los supuestos problemas que atravesaría su matrimonio con el rapero Jay Z.
Tanto es así, que de cara al concierto que ofreció en California el pasado mes de mayo la cantante solicitó que en su camerino no faltaran bizcochitos rellenos de crema, platos de pollo asado con salsa, alitas de pollo, queso y latas de Pepsi, además de botellas de coñac, vino blanco y champán.
"La dieta de Beyoncé no pasa por su mejor momento. Creo que ha estado refugiándose en la comida para olvidar el estrés de la gira y sus intentos de salvar su matrimonio. Se le han pegado algunos de los peores hábitos de su hija; a las dos les encantan los Twinkies [bizcochitos de bollería industrial]. Parece que ahora Beyoncé pesa más que nunca y estoy seguro de que va a intentar perder unos kilos. Le gusta pesar entre 60 y 63 kilos, pero pienso que ha ganado tres kilos adicionales en las últimas semanas", explicó un testigo a la revista Now.
La falta de control que podría caracterizar a la estrella de la música en lo relativo a su alimentación habría empezado a preocupar a su marido, quien estaría intentando hacer ver a la artista que está desarrollando un serio problema.
"Jay siempre está encima de Bey, diciéndole que cuide lo que come por miedo a que pueda acabar teniendo problemas de colesterol o diabetes. Si sigue con esta adicción al azúcar podría acabar pasándole factura", matizó.
Además de comida, durante su gira Beyoncé también exige que todo su equipo lleve ropa confeccionada exclusivamente con algodón para evitar reacciones alérgicas de cualquier tipo. Por otro lado, los camerinos y aledaños del escenario donde actúa deben ser a prueba de niños para garantizar la seguridad de Blue Ivy, quien también debe tener siempre a su disposición leche orgánica.
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