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¿LA TECNOLOGÍA
HARÁ QUE LAS RELACIONES HUMANAS SEAN MENOS PROFUNDAS? A lo largo de la
historia del hombre, se han producido debates sociales sobre la real mejoría
en la calidad de vida y la utilización adecuada de los diversos avances
tecnológicos en distintos momentos de la historia. Cada innovación trae
consigo un cuestionamiento ético. En la actualidad, como consecuencia del
proceso de globalización, se ha generado una nueva forma de comunicación: la
cibernética. El “chat”, correo electrónico, y el inmensurable aumento de la
información han reducido considerablemente los tiempos de trabajo, estudio,
lo cual aparentemente “optimiza” nuestros quehaceres. Pero, ¿cuáles son los
costos de esta nueva tecnología? El cuestionamiento, como es normal, vuelve a
surgir. Hace ocho meses atrás, comenzó mi fascinación por la búsqueda y
utilización de recursos en Internet. Todo se vende, todo se compra, es
demasiado sencillo hacer un “click” y cruzar de un lugar distante a otro, en
un par de segundos. O tal vez conversar con personas que nunca conoceré, o
que ni siquiera sé cómo se llaman. El “chat” es una nueva forma de hablar,
con sus códigos propios, con sus sistemas de signos particulares (los
emoticonos o “caritas”) y con sus particulares abreviaturas de palabras. Pero
esa fascinación tiene su límite, y es que nunca sé con certeza quién es el
que está del otro lado. Mucho menos, si es sincera(o) o falsa(o), si tiene
buenas intenciones o no. Además, la mayoría de estas relaciones virtuales son
fugaces y esporádicas y nunca tienen una concreción en la vida real.
Pareciera ser la era de lo pragmático, donde se pueden comprar incluso las
relaciones humanas. Sin embargo, no todo tiene precio, y eso es algo que
solemos olvidar. El ritmo de vida en la actualidad nos lleva a una
mecanización en casi todos los aspectos de nuestra vida, incluso al plano de
las relaciones humanas, pues a través del uso de la Internet no como una
fuente de información, sino como de un gran “mercado humano”, se toman las
relaciones que se me acomodan y las que no, sencillamente las desecho. De
este modo, evito enfrentarme a la responsabilidad con los demás; los derechos
y el respeto que merece cada cual en tanto ser humano, como en realidad se
debe hacer. Por otra parte, esta nueva forma de comunicación (según se le ha
denominado) limita uno de los pilares fundamentales de la comunicación
interpersonal: la expresión de ideas, sentimientos, emociones, ya que las
reemplaza por signos y máquinas que nunca, en este plano, superarán al ser
humano. El hombre o la mujer piensan y sienten cosas que muchas veces
comunican sin necesidad de decirlas o escribirlas. En suma, si nuestros
criterios para valorar estas nuevas formas de comunicación son la utilidad y
la productividad, no cabe duda que el juicio es positivo, ya que nuestras
labores se vuelven más ágiles. Pero el usuario debe ser el adecuado: un
sujeto con plena conciencia de las limitaciones de este medio y de la
importancia de las relaciones humanas en el plano de la realidad. Sólo de
este modo, Internet puede llegar a convertirse en un recurso positivo, que
llevará al conocimiento y divulgación de grandes cantidades de información y
a una forma de ver las cosas de un modo más amplio, que vaya más allá de las
fronteras de nuestro territorio. Tomado de http://www.puc.cl De acuerdo con los argumentos y
contraargumentos de textos, puede afirmarse que el autor busca:
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